Mujer, la mitad del cielo es nuestra
Mujer de
silencios y dolores milenarios, caminas
sigilosa y temerosa de un bárbaro invasor
de tus entrañas.
Mujer fértil; campesina, indígena, labriega,
Mujer de tierra, pan y vida; segaron tu siembra, tu cosecha, robaron tus
saberes, violaron tus íntimos rincones, y desvalida marchaste a otros lares.
Mujer obrera,
cuidadora de hogares y de vida. Mujeres de múltiples fatigas y jornadas el
tiempo se niega a concederte solaz para tus sueños y ambiciones.
Mujer vendedora
informal, que a sol y agua, te empeñas en trabajar y no consigues un mínimo
jornal con que calmar la sed y el hambre de tus hijos.
Mujer intelectual, trabajadora… Te
duele que la historia y las letras no consignen el duro trajinar de tus hermanas.
Mujer, madre, esposa, compañera;
solidaria, leal, paciente y abnegada, cuánta sed de amor habrás calmado
olvidando tu vida, tus pasiones, renunciando a tus íntimos anhelos.
Mujer niña, adolescente, adulta;
contemplas con crudeza el arduo caminar de otras mujeres confiando en que la
suerte cambie y sea del pasado tanta ruina.
Mujer, siempre recuerda, que desde
otros tiempos valientes compañeras han
luchado porque sea nuestra patria tierra
de hombres y mujeres libres.
Muchas otras, artistas,
escritoras, plasmaron en sus obras con aire rebelde e incendiario una nueva
cultura, otra vida.
Mujeres de fuerza, solidarias, desbrozaron la senda que hoy andamos
tejieron de hilos finos, el nuevo traje hoy lucimos, libres de
culpas y temores.
Mujer, que luchas con denuedo, desecha
los dioses que te oprimen, despliega tus saberes, exige con firmeza tus
derechos. No permitas que acallen vuestros gritos.
Atrévete a ser feliz y libre, reta
al mundo, al miedo, a los demonios.
No dejes que otros hablen y
decidan por tu vida, sé tu misma.
Mujer, libera con tu fuerza interior esas cadenas y
entonces indómita y bravía, un mundo nuevo a construir será nuestra
tarea.
Mujeres que hoy
reclaman un lugar y espacios más visibles lograrán lo que ayer no era plausible, y
adalides de una causa noble y justa lograrán nuevas conquistas.
Y luego entonaremos jubilosas las consignas que hoy exige la dura realidad que oprime a
otros. Diremos con orgullo: Estoy
viviendo, camino de la mano con mi hermano, sonrío con confianza y sin
tristeza, empeño con pasión y con coraje un nuevo amanecer en nuestra tierra.
Mujer el mundo es nuestro, te invito a
batallar sin más reparos.
Luz María Correal Pérez